Izquierda: pezuña y mano embraza el oscuro enfoque en detrimento, pintados espada rota en su estoque
De otro solsticio mil faces sombras a la luz pobladas testículos incapaces
de rompimiento, de nada…
A pleno sol, el vistazo herido, sucio, maldito deforme y firme el trazo tridimensional, fortuito
Olor a ahogado chillido de mujeres en tormento plurimembre faz, rugido ¿Reposar en el intento?
Un corcel despide el hado sombras, arbores extintos con la locura en el rabo maleficios ya retintos
Pegada a los dientes, bridas de una cofradía en horror otra eternidad perdida ¡Piedad! Una niña en flor
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¡Rasguña, resbala, cela respira muerte en las huertas geometría crasa vela
las puertas del noble abiertas Sin maleficios de hadas
en idiomas fallecida
lleva la tea encendida
la muerte va a carcajadas
Transpira el cabello, brilla cristiandad atropellada
de la vida desmayada roza el vuelo a las orillas
Henchidas de algún olvido amistad perfeccionada
ojo en cal
gris blancuzco decaído
en plena paz coronada fetal…
Gritos de fiera esmeralda tibia tonada en ceniza cantaría
toreo cuadrado y sin falda la sombra es una melliza cofradía
Bovino en cabalgadura
de almas ya destrozadas
el diente hincado en la brida un precipicio a la nada muerde botones, relinchos aves, antorchas y vidas
ojos que agarran su llanto cuadros de mies esculpida
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Ama cubículos ciegos linternas en guerra atroz bombardean blanco sosiego ¡La muerte! Espacio. ¡El dolor! Gritan fieles madrugadas incendian fuego feroz
esta flor que llevo atada
que va destrozada en hoz
los centros rotos, el ala amanecida, precoz
atrevida y desolada
en serena irradiación
Que yace en la ermita de mano cortada
muy sola, solita
de razón poblada
¡Ay, luna, lunita!
Los niños te observan ciegos en la ermita
de un sueño que tiembla con guitarra y voz
por mil laberintos donde pasa Dios
Y nadie lo mira…
Y nadie lo entiende
Y nadie responde
al calor caliente
¡Qué anchas despedidas!
Las puertas vigilan dos guardias levantan su bastón suicida puro mal que salta cuchillos, despecho
la gente, Theodora
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treinta y siete pechos los pasos reporta
de Guernica en frío heridas giraldas…
un andar marino siluetas tocadas detrás el camino
de la oscuridad vuelo al digerir desahuciando en sed en un “Voir, mourir de la liberté”
Antonio Rodríguez luna en pecho y fin en hueco deforma la ilusión febril guerra abismera crucifica carnes
y esconde en quimeras la esperanza, el aire
Un pendón arcaico esclaviza en hiel con señero llanto pañuelos de miel descansa la prisa corroe su pliego
y la forma, avisa la forma del seno
Árido rechaza
la solemnidad
la niña que pasa
sin nunca pasar empuña el recelo Roto en Dora Maar
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indeciso vuelo
del Cóndor amigo incondicional
Abría bocas y cerraba almas en suspiros bajos las mujeres se preñaban con silencios inexactos
De una lágrima ya hueca colorido azul grillero
hoy se mueve en gris sombrero por el ala que la impreca
Miles de pestañas largas mojan tu cuna y activa
el fuego que en ti descargas ¡Guernica, si hoy sigues viva!
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Descubre la experiencia detrás del poema “Guernica”.